15 de Agosto de 2023 | Asunción de María Santísima en el cielo

Como cada año, queremos lanzar un breve mensaje para llamar nuestra atención sobre esta fiesta mariana, una de las más significativas para la fe cristiana.Lo hacemos con todo el pueblo de Dios, mientras nos dirigimos a la Madre de Jesús para que ilumine el camino y siga señalando la meta a la que somos llamados toda la humanidad.Estamos seguros, de hecho, de que en María, íntimamente ligada al misterio de salvación del Hijo de Dios, Jesucristo, plenamente conforme a Él, ha encontrado cumplimiento el camino de vida al que todo hombre es llamado.

Mientras contemplamos su glorificación en cuerpo y alma, estamos seguros de que nosotros también estamos en camino hacia la plenitud de la vida, “transformados en la misma imagen, de gloria en gloria” (2 Cor 3,18). Toda la creación, que hoy está confiada a nuestro cuidado, está orientada, además, a la recapitulación en Cristo Jesús.

¡Fiesta de la sacralidad cósmica es la que hoy celebramos, fiesta de gloria de toda la creación!

En la realidad actual, atravesada por sufrimientos y, al mismo tiempo, por conquistas de bien y solidaridad, nos consuela la certeza de que toda la creación “espera con impaciencia la revelación de los hijos de Dios” y “gime y sufre hasta hoy en las dolores del parto”; y que “también gemimos interiormente esperando la adopción de hijos, la redención de nuestro cuerpo (Rom 8)

¡La sacralidad de toda la creación que está en el corazón de la Reina del universo nos llama a la responsabilidad!

Cristo dio primero a una mujer, María, su Madre, el pleno cumplimiento de su glorioso cuerpo. Por eso es modelo y guía para todas las mujeres. A las mujeres, a las madres todavía hoy se les confía la transformación silenciosa de la humanidad. A las mujeres hoy se les pide que sean generadoras conscientes de la nueva vida, que den sentido y plenitud a la maternidad.

A todos se les pide que respeten la sacralidad de la existencia. Cada manifestación de la vida forma parte de esa armonía universal que cada día se vuelve a proponer y se orienta hacia el cumplimiento. Es la ley del amor y la donación que cada día debe autoregenerarse. De hecho, al vivir el amor te conviertes en amor.

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